
Por Jazmín Padilla.
En Guanajuato, la picadura por alacrán representa un problema de salud pública. Hasta mayo del presenta año, las autoridades reportaron más de 18 mil casos de picaduras en el estado, siendo Irapuato, Celaya y León los municipios de mayor incidencia. La importancia de este problema es tal, que la Secretaría de Salud, enlista la Picadura de Alacrán dentro del marco de programas de atención prioritaria. El incremento anual de las tasas de morbilidad y mortalidad por especies venenosas de alacrán ha sido causado, entro otras cosas por la modificación de su geosistema natural; ya que el cambio climático ha contribuido a la redistribución de especies.
En México se registran alrededor de 281 especies diferentes de alacranes. En el estado de Guanajuato existen más de 10 especies de alacranes identificadas, dentro de las que podemos encontrar: Centruroides ornatus, Centruroides infamatus, Centruroides gracilis, Centruroides sp, Diplocentrus zacatecanus, Diplocentrus tehuacanus, Diplocentrus sp, Vaejovis pococki, Vaejovis nigrescens, Vaejovis dugesi, Vaejovis pusillus, Vaejovis sp, Chihuahuanus glabrimanus, Chihuahuanus bilineatus, Thorellius cristimanus, Thorellius intrepidus, Mesomexovis spadix, Mesomexovis sp, Paraructonus gracilior, Megacormus xichu. La gran diversidad de especies es uno de los aspectos que complica la identificación del agente de la picadura, y, por ende, la aplicación del antídoto.
En sus condiciones naturales, los alacranes son importantes reguladores de poblaciones. A través de su veneno, los alacranes pueden capturar sus presas y defenderse de sus depredadores. Siendo una potente arma, el estudio de los componentes de los venenos ha cobrado relevancia en la investigación científica. Los péptidos, proteínas, toxinas, lípidos y enzimas son componentes generales de los venenos que pueden tener una aplicación biotecnológica importante. Propiedades anticancerígenas, agentes antimicrobianos y antiinflamatorios, efectores cardiovasculares, insectotoxinas para el control de plagas en la agricultura, son algunas de las innovaciones biotecnológicas derivadas de le estudio y aplicación de los componentes del veneno de alacrán.
Las especies que comprenden el género Centruroides, son consideradas de las más importantes en el estado, por su alta toxicidad debido a la picadura en humanos. Sin embargo, este género ha mostrado un alto potencial con dosis mínimas para algunos tratamientos clínicos. Por ejemplo, han funcionado de manera prometedora para inhibir el crecimiento de ciertos tipos de células tumorales, también han tenido efecto inhibitorio en el desarrollo de colonias bacterianas causantes de la salmonelosis y fúngicas.
Una vez más, la capacidad humada para poder aplicar en un beneficio social derivado de un agente nocivo se ve demostrado con estas investigaciones revolucionarias, dejando ver la cara positiva de la picadura del alacrán.