Irapuato

A través de los ojos del velador “Juanito”: La mujer de la pileta

En homenaje póstumo, contamos las historias que dejo en vida Juan Vázquez Díaz, quien por más de 5 años fue velador del Panteón Municipal de Irapuato

Irapuato, Guanajuato.- Juan Vázquez Díaz, “Juanito” como era conocido, fungió como velador del Panteón Municipal de Irapuato durante aproximadamente 5 años en el turno nocturno, hace unos meses en entrevista contó un poco sobre su experiencia en el camposanto.

Hace un par de semanas, nuestro querido amigo “Juanito”, falleció y con gran respeto realizamos este homenaje en tres partes, donde el irapuatense contó sus experiencias dentro del Panteón Municipal de Irapuato.

Finado Juan Vázquez Díaz, “Juanito”, velador del panteón municipal.

“Juanito”, desde su llegada como velador al Panteón Municipal, escuchó relatos sobre una joven que se aparecía junto a una antigua pileta, sosteniendo a su bebé. Aunque nunca se dejó influir por la sugestión, le contaron que un velador había presenciado tal visión y sufrió un infarto.

En una ocasión, Juan decidió realizar su “rondín” nocturno en el panteón, caminando entre las tumbas sin luz, para no alertar a las personas que luego se quedaban dentro para hacer travesuras. Mientras caminaba, llegó a la mencionada pileta y se percató de que no estaba solo. Al voltear, no había nadie detrás de él, pero sintió que una presencia cercana lo acompañaba en el camino. Los nervios lo invadieron, así que se sentó en un rincón y se fumó unos cigarrillos para tranquilizarse. Al continuar su recorrido, a unos 20 metros, sintió una respiración en su oído, una experiencia tan intensa que le provocó escalofríos. Decidió no llegar hasta el borde del panteón y solo pensó en cruzar hacia la calle principal, donde había luz.

Justo al momento de cruzar, sintió un toque en su cabello y luego en el cuello, una mano compuesta únicamente por huesos fríos. Sus tobillos parecieron entumecerse, y en ese instante, sin poder controlar su reacción, soltó una palabra irreverente. Al voltear, se encontró con un perro grande, a la altura de su cintura. En ese tiempo, no tenía ninguna mascota adoptada, pero en lugar de verlo como algo negativo, pensó que el perro se le lanzaría encima. Sin embargo, el animal comenzó a caminar hacia la calle principal.

“Juanito” observó al perro detenidamente mientras se acercaba a la puerta que daba a la calle, pero de repente, el perro se desvaneció como si fuera vapor, y en su lugar se formó una figura femenina completa, desde los pies hasta la cabeza. Juan se quedó paralizado, sin poder moverse ni hablar, y con fervor pidió ayuda al señor. En ese momento, sintió calor en las piernas, logró moverse y caminó directamente hacia la capilla, eran exactamente las 3 de la mañana.

Al llegar a la capilla, Juan sentía una presencia invisible, una línea que no podía traspasar. Se sintió como un niño pequeño, indefenso, pero también como si su padre lo abrazara. Esa sensación lo acompañó durante toda su vida y agradeció a Dios por los valiosos aprendizajes que obtuvo en el panteón.

En memoria a Juan Vázquez Díaz.

A través de los ojos del velador “Juanito”: La niña del panteón municipal de Irapuato

“Ramoncito”, el perro que cuidaba el panteón

 

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