Julia dejó en su paso por el norte de Centroamérica al menos 26 muertos y cuatro desaparecidos, principalmente en Guatemala y El Salvador, según datos oficiales, antes de disiparse el lunes por la tarde cerca de México.
La tormenta se disipó en el occidente de Guatemala hacia las 21H00 GMT, indicó el Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos (CNH), que alertó que los remanentes seguirán generando lluvias que pueden provocar inundaciones en Centroamérica y el sur de México.
En Guatemala 14 personas murieron por el paso de Julia, ocho de ellas en el municipio indígena de Santa Eulalia, en el oeste del país, después de que se derrumbara su vivienda por un deslave, dijo Protección Civil.
Otros cinco miembros de una familia fallecieron por circunstancias similares en el municipio maya de Panzós (centro), en el que se reportó una persona desaparecida. Además, un soldado perdió la vida cuando realizaba tareas de apoyo en otra comunidad.
En tanto, socorristas buscan a dos hombres que fueron arrastrados por el río Cahabón, en el norte de país.
El Salvador registra 10 muertos, cinco de ellos soldados que murieron aplastados tras colapsar un muro donde se resguardaban del temporal, confirmó el gobierno.
El suceso se registró en Comasagua, a 30 km al suroeste de la capital.
Las autoridades informaron también de la muerte de dos personas soterradas tras el derrumbe de un muro que destruyó una vivienda en el poblado de Guatajiagua, unos 150 km al este de San Salvador, y el fallecimiento de otras dos en el departamento de Sonsonate (suroeste).
En la periferia de la capital, un menor murió por otro derrumbe. En Honduras, Wilmer Wood, alcalde de la localidad de Brus Laguna, en el departamento oriental de Gracias a Dios, reportó la muerte de dos personas tras naufragar una lancha por efecto del fuerte oleaje que dejó Julia, mientras otra persona se encuentra desaparecida.
El ciclón tocó tierra en la costa caribeña de Nicaragua la madrugada del domingo como huracán categoría 1. Luego entró en el Océano Pacífico, de donde pasó a El Salvador.
Julia dejó El Salvador e ingresó como depresión tropical el lunes por la mañana a Guatemala por el este del país, donde comenzó a perder fuerza hasta disiparse por la tarde en una zona montañosa del oeste del país.
– “Sin dormir” -“Ha sido un diluvio con fuertes vientos que nos mantuvo sin dormir y nos dejó sin electricidad”, declaró Marina Pacheco, una vecina del suroriental departamento de Usulután, en El Salvador.
El gobierno salvadoreño ha habilitado por todo el territorio del país 81 albergues, donde hay resguardadas 1.000 personas en distintas zonas.
En tanto, el alcalde de la ciudad de San Miguel (este), Wilfredo Salgado, pidió a la población de una comunidad del lugar “no poner en peligro su integridad física”, luego que el río Grande se desbordara e inundara las calles. – Daños a infraestructura -Desde Guatemala hasta Panamá, las autoridades reportaron casas anegadas o destruidas, carreteras inundadas o cortadas y puentes colapsados total o parcialmente.
El gobierno nicaragüense declaró una alerta roja tras los estragos que causó Julia a su paso por el territorio.
La vicepresidenta Rosario Murillo detalló que Julia dejó 7.500 personas afectadas, 3.000 viviendas inundadas, otras 2.000 con techos dañados por los vientos, 78 ríos desbordados y muros derrumbados.
A su vez, el presidente de Guatemala, Alejandro Giammattei, decretó un estado de calamidad por 30 días. Giammattei también suspendió las clases y dijo que están disponibles 1.855 albergues para el resguardo de víctimas en el país donde los daños a carreteras y puentes por las lluvias afectan la movilidad de unas 166.000 personas.
En Honduras, la Empresa Hondureña de Infraestructura y Servicios Aeroportuarios (EHISA) reabrió el aeropuerto internacional Ramón Villeda Morales en San Pedro Sula, y en Panamá las autoridades reportaron un centenar de casas afectadas y el colapso de algunas infraestructuras.
Julia es segundo huracán de la temporada 2022 que afecta a Centroamérica después de que en julio Bonnie ingresara por el Caribe por la frontera entre Nicaragua y Costa Rica.
A finales de 2020, los huracanes Eta e Iota azotaron la región centroamericana dejando al menos 200 muertos y otros tantos desaparecidos, así como millonarias pérdidas.
El cambio climático, al que Centroamérica es una de las regiones más vulnerables, produce un aumento de temperatura en las capas superficiales de los océanos, lo cual genera tormentas y huracanes más poderosos y con mayor cantidad de agua, según los expertos