San Juan de los Lagos, Jalisco
De fondo se puede escuchar el rap de algún artista local que da cabida a los versos de la comunidad, la voz de Antonio Aguilar o bien algún grupo de moda, pero el sonido que mayormente predomina son: los pasos que empalman el camino para visitar a la virgen de San Juan de los Lagos.
Saliendo de León o de cualquier punto de Guanajuato, sólo por mencionar el paso por ese estado, las peregrinaciones, viajes en familia, solo o bien no sólo usando la técnica pie-tierra, sino en bicicleta, el andar por la llanura se vuelve incesante.
Ahí el primer punto de aliento es en la llamada “y” griega, donde la guardia municipal cuida el paso de los llamados peregrinos al inició del camino que enlaza o da encuentro a las mandas, peticiones y exclamas a la virgen de San Juan.
Algunos son muy pequeños, apenas logran superar los cinco años, otros son muy viejos, pues parecieran que no van a llegar y otros son jóvenes y fuertes, pero todos con el mismo fin; con una camioneta cargada con naranjas y tortas de jamón, existen personas que posiblemente se rindieron al camino y decidieron cambiar su “fe” por un obsequio para sus “hermanos”.
En los primeros kilómetros, los lugareños venden cervezas, comida, linternas, sandalias y otros objetos que ayuden y den fuerza a los viajeros, lo único que no ha cambiado son las calles malhechas, sin pavimentar, las casas que visiblemente muestran la pobreza de la zona y que esgrimen la realidad de esa brecha “milenaria” de la ruta de la peregrinación.
La primer parada se llama Las Cruces, ahí se observa una iglesia, una única calle con puestos de todo tipo y personas a los lados reposando de los pasos dados hasta el momento; miles de personas caminan y caminan, unos vienen de Celaya, Irapuato, Salamanca, Querétaro, Pénjamo, Abasolo, Cuerámaro por mencionar sólo algunas de las ciudades de origen.
El frío cala en los huesos, sin embargo hay personas que van hasta en short, otras con cobijas que rodean sus cuerpos, todos van como pueden o como quieren; aunque se supone que la visita es meramente apegada a principios y valores, hay quienes se van drogando, tomando o bien se toman tantas pastillas para aguantar el dolor en las piernas que supondría su arribo.
A la orilla del segundo punto llamado “La Bachoco” o antes de llegar ahí, hay una gran cantidad de camiones que llevan a aquellos que su fuerza terminó, que están ampollados, heridos, cegados o bien cansados.
“La Meza” es un cerro que tiene esa forma peculiar y que es el segundo punto, ahí hay decisiones que tomar, pues a partir de ese momento, ya no hay camiones para regresarse, pues el camino es totalmente entre el cerro y difícilmente existen vehículos llamados “arrepentimiento”.
Puerta del Llano en la carretera que lleva a San Juan abre las esperanzas de llegar a la meta, aunque son siete cuestas con metros y metros interminables de camino, aunque en ese lugar hay más benefactores que al principio, desde carnitas, tacos de todo tipo, hasta pollo y refrescos son algunos de los alimentos que se regalan.
La realidad en las orillas es también que hay comida tirada que algunos pudiera decirse que ya no alcanzan a comer y ya no prefieren cargar; lo complicado de ese lugar aparte de las inclemencias del tiempo, son los baños, pues no hay espacio para hacer las necesidades fisiológicas, porque ni siquiera en el monte es posible internarse, habiendo gran cantidad de vallas que impiden el paso.
Sobre la carretera “Agua del Obispo”, que es otra comunidad que es punto obligado, igual que en las anteriores, existe todo tipo de vendimia y desde Puerta del Llano, sobran los camiones para el regreso.
San Juan un sitio que alberga una catedral con la virgen del mismo nombre, pudiera considerarse el segundo de mayor afluencia de peregrinos, después de la virgen de Guadalupe en la ciudad de México.
La carretera, las calles, el pueblo se inunda, la cajeta envinada, de nuez, natural, los dulces de guayaba, membrillo, la virgen de piedra que son usadas como alimentos y otras caracterizaciones forman parte del entorno turístico y social.
Lo más importante es llegar y ver a los ojos la imagen de la virgen de San Juan, que no sólo representa un objeto, sino la esperanza del ayer, del mañana y del futuro; los que llegan entran al atrio que rodea la catedral, caen desmayados o bien aún tienen la fuerza de arrodillarse, llorar y elevar la mirada.
El camino, fue largo, los zapatos rotos se observan a la orilla, las vendas y todo objeto usado en el camino que se vuelve pesado y cansado, aunque al final la mirada interna del yo, encajan con la fe en la visita a San Juan de los Lagos.