Perdió una pierna hace seis meses, hoy maneja un taxi

Juan Alejandro no permitió que la depresión por perder una parte de su cuerpo lo venciera

Irapuato, Guanajuato.- A seis meses de haber perdido su pierna derecha, Juan Alejandro Carrillo seguía trabajando como conductor de una aplicación de transporte. Aquella mañana, un pasajero abordó su vehículo, saludó con cortesía e inició el viaje con destino al norte de la ciudad. Todo parecía transcurrir con normalidad hasta que el cliente notó algo peculiar en la forma en que Juan Alejandro conducía.

El hombre observó que el taxista solo sostenía el volante con la mano izquierda, mientras que con la derecha maniobraba una palanca colocada junto a la palanca de cambios. Intrigado, el pasajero se dio cuenta de que aquella palanca no solo servía para cambiar velocidades, sino que también era utilizada para acelerar y frenar el vehículo. Fue entonces cuando descubrió que al conductor le faltaba una pierna.

Sin poder contener la curiosidad, el pasajero preguntó:

—¿Tú diseñaste el sistema con el que manejas?

Juan Alejandro asintió y explicó con orgullo que él mismo había ideado el mecanismo. Si la palanca se empujaba hacia atrás, el coche aceleraba; si se empujaba hacia adelante, frenaba. Era un sistema que había diseñado por necesidad, luego de que los médicos le amputaran la pierna debido a un agresivo cáncer de rodilla.

Todo comenzó con una pequeña bolita en el costado de la articulación. En menos de cuatro meses, el tumor había crecido hasta superar el tamaño de su rodilla. Tras varios estudios, los médicos confirmaron el diagnóstico: sarcoma sinovial. La única opción era amputar, pues el cáncer ya había alcanzado parte del hueso.

Juan Alejandro había compartido su vida con Azul desde hacía cuatro años y juntos planeaban tener un hijo. Sin embargo, pospusieron la decisión hasta comprar un automóvil, luego hasta que Azul terminara la universidad. Entonces, la enfermedad lo cambió todo.

A pesar del impacto del diagnóstico, Alejandro encontró la fuerza para seguir adelante. Recordó la valentía de su madre, Eustolia Ríos, quien lo crió junto a sus hermanos tras ser abandonados por su padre. Para sostener a su familia, ella trabajó lavando y planchando ropa, asegurándose de que sus hijos recibieran educación.

—Yo solo tenía que preocuparme por estar bien. Mi madre tuvo que sacar adelante a tres hijos sola —reflexionó.

Años atrás, Juan Alejandro había enfrentado una depresión y comprendió que, en cuestiones de salud mental, nadie podía ayudarlo si él mismo no lo decidía. Por eso, cuando le amputaron la pierna, tomó la firme determinación de no dejarse vencer.

—Lo único que quiero es vivir. Hay personas amputadas que creen que ya no sirven y esperan que sus familias se hagan cargo de ellas. Yo descarté esa idea. Prefiero salir a trabajar, manejar mi taxi, llevar gente de un lugar a otro y seguir luchando contra el cáncer —afirmó con determinación.

Desde entonces, Juan Alejandro sigue recorriendo la ciudad, demostrando con cada viaje que la voluntad es más fuerte que cualquier adversidad.

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Periódico Notus
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