El planeta estaba ansioso por ver el fútbol de Lionel Messi pero tuvo que conformarse con la inteligencia táctica y estratégica de Hervé Renard, el entrenador de Arabia Saudita que edificó uno de los batacazos más resonantes de la historia de la Copa del Mundo, en la primera fecha del grupo A de Qatar 2022.
Jugar con todas sus líneas bien adelante y agrupadas en 20 metros, quitarle espacios al diez argentino en las inmediaciones del área y mantenerse concentrado durante cada uno de los segundos del encuentro disputado en Lusail. El plan salió a la perfección y el conjunto árabe dio la primera sorpresa del Mundial. Una sorpresa que será difícil de igualar. ¿La razones? A continuación, las claves del partido.
EL PLAN TÁCTICO
El entrenador francés trabajó durante meses para este encuentro. Diagramó con paciencia de artesano cada detalle posicional de su equipo. Y lo hizo desde una convicción: plantarse lo más lejos posible del arquero Mohammed Al Owais. Con la idea primaria ya resuelta, comprendió que la mejor forma de hacerlo era adelantar la línea defensiva a una zona casi central. Luego, fue cuestión de que el pivote Abdulelah Al-malki y el resto de los mediocampistas se ubiquen bien cerca. Así, le cerró los caminos a Leandro Paredes y Rodrigo De Paul.
Jugar con el offside a favor y aprovechar la existencia del VAR, que actúa como un verdadero apoyo cibernético para los defensores por su milimétrica precisión. Así, dejó diez veces en posición adelantada a los delanteros argentinos. Tres goles fueron anulados en el primer tiempo. En definitiva, Arabia Saudita jugó al achique, un arma muy antigua que el fútbol argentino conoce a la perfección. Pero que esta vez no pudo combatirla.
CONCENTRACIÓN CONTRA DESESPERACIÓN
El plan de Renard necesitaba un combustible: el convencimiento total de sus jugadores. Y lo tuvo desde el minuto uno hasta el 110. El combinado asiático jugó como si no hubiera mañana, con la convicción de que este podía ser el día más importante de sus carreras. Y lo fue. Corrieron, defendieron, marcaron y pegaron cuando la situación así lo requirió. Y aprovecharon las pocas situaciones que tuvieron.
En contrapartida, Argentina fue un cúmulo de nervios. Es cierto que fue diferente la actitud del primer tiempo a la del segundo. En la primera parte se vio un trámite parejo pero no peligroso para Argentina, que se puso en ventaja rápido y siempre contó con las mejores opciones. El problema llegó en el complemento. El gol tempranero fue un golpe del que no pudo reponerse jamás. Entró en un espiral de incertidumbre y nada volvió a fluir, ni en ataque ni en defensa.
LAS DECISIONES INDIVIDUALES
El fútbol lo hacen los jugadores y lo deciden ellos. Mientras que el seleccionado saudí tuvo puntos altos en todas sus líneas, es difícil encontrar algún futbolista argentino que no haya decepcionado. Otra vez, quizás la principal razón de eso sea la desesperación y la poca capacidad que tuvieron para afirmarse en el debut mundialista desde lo mental.
Messi estuvo como ausente, quizás con problemas físicos que le impidieron hacerse cargo de la circunstancia. Ángel Di María tuvo algunos arrestos individuales poco fructíferos, como Alejandro Gómez en la primera etapa. De Paul no estuvo ni cerca de ser el líder espiritual y Paredes tampoco gravitó. Demasiado poco para uno de los principales favoritos al título.