La inflación en México en agosto alcanzó un 8.7%, con lo que superó las expectativas del mercado, impulsada principalmente por los aumentos en los precios de alimentos, de acuerdo a los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
El Índice Nacional de Precios al Consumidor (INPC) presentó una variación del 0.70% en agosto respecto al mes previo para llevar a la inflación general anual al 8.70% lo que representa la tasa más elevada desde diciembre de 2000, cuando llegó a 8.96%, lo que refuerza las previsiones de un alza de tasas de interés agresiva por parte del Banco de México (Banxico) cuando se reúna este mes.
La mediana de 14 estimaciones en un sondeo arrojó una tasa de un 8.13% interanual para el Índice Nacional de Precios al Consumidor, por lo que superó las estimaciones.
Los nuevos datos sitúan la inflación en su nivel más alto desde diciembre de 2000, cuando fue del 8.96%. En el mismo mes de 2021, la inflación mensual fue del 0.19% y la anual del 5.59%.
El índice de precios subyacente, considerado un mejor parámetro para medir la carestía general porque elimina artículos de alta volatilidad en sus precios, registró un avance de 0.8% mensual y de 8.05% anual, acumulando 21 meses consecutivos al alza. El índice de precios no subyacente aumentó 0.39% a tasa mensual y 10.65% a tasa anual.
Al interior del índice subyacente, a tasa mensual, los precios de las mercancías subieron 1.14% y los de servicios, 0.39%.
Dentro del índice no subyacente, a tasa mensual, los precios de los productos agropecuarios subieron 0.98% y los de energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno, 0.11%.
El Banco de México aumentó la semana pasada sus expectativas para la inflación de 2022 advirtiendo que los efectos de choques sobre los precios podrían prolongarse e incluso agudizarse y reiteró que la magnitud de futuros incrementos a la tasa clave de interés tomarían en cuenta las condiciones prevalecientes.
Así, Banxico prevé que la inflación general alcance un 8.1% en el cuatro trimestre de 2022 y la subyacente un 7.6%, desde estimaciones previas del 6.4% y 5.9% respectivamente, muy por encima del objetivo fijo de la entidad del 3%.
A principios de agosto, el banco aumentó, por décima vez consecutiva, su tasa referencial a un máximo histórico del 8.5%, en un nuevo intento por enfriar la inflación, que ha tocado máximos de más de 20 años.