Cuando tenía 16 años, Ana Baquedano se tomó una fotografía en la que aparecía desnuda y se la envió a su novio con una condición: que borrara la imagen después de verla. “Estábamos muy unidos, íbamos a fiestas, a cumpleaños…
Lo conocía desde que éramos niños y de alguna manera nos entendíamos y nos apoyábamos”, contó la joven mexicana en una entrevista en un programa de radio.
La pareja intercambió entonces fotografías íntimas, pero tal y como acordaron, Ana Baquedano borró la que él le envió. Tiempo después, cuando la relación terminó, el rencor y el enfado que sentía su ex novio tras la ruptura despertó sus mayores temores: la joven de Yucatán recordó la foto.
“Era un selfie desnudo de cintura para arriba en el que se ve muy claro que soy yo. Él estaba muy enfadado y me acuerdo que empecé a pensar que quizá no había borrado la foto. No estaba segura y me decidí a llamarlo y preguntarle directamente. Su reacción fue quedarse en silencio y colgar el teléfono. Creo que nunca había sentido tanto miedo”, explicó Ana Baquedano.
Después de que su ex cortase la llamada, pensó en todo lo que podría ocurrir si él decidía compartir su foto: “Mi familia en aquel momento era muy conservadora y pensé que me echarían de casa, que mis amigos dejarían de quererme y que me echarían de la escuela. No se lo conté a nadie entonces. Pasé por todo aquello sola” confesó.”
¿A quién le enviaste una fotografía desnuda?”, le preguntó un amigo después de su graduación.
Ana Baquedano le miró y entendió. Su peor pesadilla se había hecho realidad. Su ex novio había compartido la fotografía, y ella había sufrido una porno venganza.
Aquello solo era el comienzo de un tormento que le persiguió durante mucho tiempo.
Su amigo le contó que muchos conocidos estaban compartiendo la fotografía. La imagen se volvió viral y a ella le consumió la vergüenza y la culpa. Sentía que no podía escapar de las miradas de sus compañeros.
Cuando dejó el colegio para comenzar a estudiar Psicología en 2013, pensó que todo había terminado, que dejaría atrás las humillaciones. Pero no fue así.”Una amiga vino y me dijo que una chica con la que había ido al colegio había compartido la foto, que todo el mundo la tenía en sus teléfonos y que todos hablaban de eso.
Fue brutal y me dio mucho miedo. Lo recuerdo ahora y aún me da miedo” dijo Ana Baquedano.
“Ir a la universidad se convirtió en un infierno. Es como si 2.000 personas hubieran visto la foto. […] Había notas en las paredes en los baños, en las mesas de clase. Escribían comentarios sucios sobre la foto y sobre mí y sobre que querían ver más” recordó.
La reconocieron en la isla de Holbox
Con la idea de desconectar y huir de todo aquello por lo que estaba pasando, viajó a la isla de Holbox, en Yucatán. Sin embargo, ni siquiera allí logró pasar desapercibida.
“Unas personas se me acercaron y me dijeron: ‘Eres la persona de la foto. Mi amigo me la envió'”.
Cuando miró el celular, vio en la pantalla su imagen desnuda. Se quedó en shock y no supo contestar. También sus amigos guardaron silencio. Finalmente asintió y vio cómo el chico se rió y se fue.
Un cambio de actitud
Después de que su fotografía la persiguiera hasta Yucatán, Ana Baquedano decidió cambiar su actitud: dejó de sentirse avergonzada por lo ocurrido y se convirtió en una activista para defender a las víctimas de la porno venganza.
“Fue difícil pero me di cuenta de que si iba a hablar de ello y a tener el privilegio de que se me escuchara debía hacerlo con mucha responsabilidad. Lo primero fue no dirigir la vergüenza a donde no corresponde”, señaló.
Para concienciar sobre este acto de ciberacoso, la joven colaboró en un programa del gobierno de Yucatán. Compartió su historia en periódicos, dio conferencias en escuelas y participó en distintos debates.
Pronto víctimas de porno venganza se acercaron a ella para contarle su historia: “Venían a mí y me contaban que habían intentado denunciar a sus agresores y las autoridades les habían dicho que no, que eso no era un crimen, que no era delito”.
Esto hizo a Ana Baquedano impulsar en Yucatán la creación de una ley que regulara la difusión y el uso de imágenes íntimas de otras personas sin el consentimiento de las mismas.Trabajó con un grupo de abogados para promover esta iniciativa legislativa, que buscaba atender un vacío legal, pues hasta entonces este tipo de prácticas no se contemplaban en el Código Penal de la entidad, por lo que quedaban impunes.
En mayo de 2018, logró que su propuesta de ley se aprobara en el parlamento de Yucatán.
“Fue muy emocionante. Todo eran puntos verdes en la pantalla. Empecé a llorar y no podía parar. Fue terrible porque había mucha gente de la prensa haciéndome fotos y yo no paraba de llorar”, dijo Ana Baquedano en la entrevista.
Para dar apoyo a las víctimas de la porno venganza y defenderlas del acoso, la joven fundó Consentimiento Digital A.C.
En 2019, decidió publicar la famosa fotografía en sus redes sociales, en su opinión, “un mensaje muy poderoso” que demuestra que “no es para tanto que alguien te vea desnuda” y que reconfortó a muchas de las víctimas.
Víctimas de la porno venganza
Aunque se sabe que este tipo de acoso es un crimen extendido en gran parte del mundo, son pocos los datos recabados.
En México, se estima que al menos 9 millones de mujeres fueron víctimas de ciberacoso -un tipo de acoso en el que se incluiría la porno venganza- según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía.
El Estado de México, Chihuahua, Jalisco, Querétaro y Puebla también cuentan con regulación para castigar la difusión de imágenes íntimas de terceras personas. Sin embargo, aún continúa existiendo un vacío legal en muchos estados.