Huanímaro, Guanajuato.- Eustolia Mendoza, originaria de la comunidad de Otates, municipio de Huanímaro relató cómo fue el milagro más significativo que le brindo el Señor de la Misericordia a través de su amado hijo.
En agosto del 2021 un accidente automovilístico marcó la vida de la familia de Eustolia cuando su hijo que salía de la universidad circulaba por la carretera federal 1110, en su tramo Pénjamo-Abasolo km. 40+800 y se volcó junto a sus compañeros de escuela, lamentablemente una persona falleció.
“Mi hijo está estudiando en la Universidad Politécnica de Pénjamo, él se iba en su camioneta a la escuela con sus compañeros, se turnaban los carros porque casi no había camiones para trasladarse a la escuela y ese día le toco a él llevarse la camioneta, pero ese día que salieron de mi casa yo sentía como que algo pasaba, mi corazón de madre sabía que algo no estaba bien y así fue mi hijo ese día saliendo de la escuela tuvo un accidente.
Un tráiler se atravesó y el venía con todos sus compañeritos, el no pudo hacer nada, la camioneta dio muchas vueltas y quedo inservible, el venía manejando y desgraciadamente en ese accidente murió una niña.
En el instante del accidente mi hijo me dijo que sintió que ya era lo último, solo veía que la camioneta daba vueltas mientras se acordaba que ya no me vería mas, en ese momento el sintió que tenía que estar bien y se aferró a la vida.
Ya era muy tarde y no sabía por qué mi hijo no llegaba a casa, yo le pedía mucho a mi Señor de la Misericordia por él, todos sabían que pasaba menos yo.
Mi esposo fue por el al Hospital cuando lo dieron de alta y al traerlo a la casa le dio una depresión muy fuerte el sufría mucho por la pérdida de esa niña porque él no la conocía, sus amigos la habían subido a la camioneta, pero él se sentía muy culpable, mi hijo cada día se iba más y más para abajo.
El ya no quería ir a la escuela, porque él pensaba que los papás de la niña que murió lo iban a meter a la cárcel, pensábamos todos que le iban a echar la culpa porque él iba manejando y aunque los jóvenes que iban atestiguaron del caso, yo tenía mucho miedo.
Vino la policía a mi casa y me dijo mi hijo –Ya vienen por mi mamá– y yo le dije –si mi niño usted va a pagar lo que tenga que pagar si Dios así lo quiere, pero no se apure mijo nosotros le vamos ayudar con lo poquito que tengamos así me quede en la calle y volvamos a empezar-.
Pero cuál fue mi sorpresa que la policía no venía por él, sino solo venían a decirle que los papás de la niña que en paz descanse no le habían puesto ningún cargo, que la mamá había ido a decir que ella sabía que había sido un accidente, que ellos venían de la escuela y que no le echaba culpa alguna a nadie.
Los policías que venían hasta me le hablaron bonito a mi hijo, le dijeron que le echara ganas a la vida, que los accidentes pasaban y que a él le había tocado como así le podía tocar a cualquiera.
Pero mi hijo no quería ir a la escuela porque no quería volver a pasar por ahí y revivir ese terrible momento porque a él lo que le dolía es que esa niña se había subido a su camioneta nada más a morir.
Yo le pido tanto al Señor de la Misericordia por los padres de la niña para que les de la tranquilidad que necesitan porque sé que ellos sufren, así como yo sufro también porque yo miraba a mi hijo y la pasó muy mal, aun lo veo triste, pero le pido a mi Señor por su vida y él me está ayudando mucho.
Gracias a Dios él fue saliendo, las personas que lo queremos lo animamos tanto hasta que regreso a la escuela y ya está a punto de terminar, todo ello gracias al Señor de la Misericordia que me ha escuchado y me ayudado infinitamente”, relató.
