México.- Laura Moreno Altamirano, investigadora del Departamento de Salud Pública de la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional de México, (UNAM), explicó que la formula exacta de los refrescos no viene en su etiqueta, la mitad del refresco es azúcar y para que las personas lo puedan tomar le agregan ácido fosfórico, este neutraliza el sabor dulce y hace posible beberla.
Advierte la investigadora, que el ácido fosfórico provoca desmineralización ósea ya que no permite la adecuada absorción del calcio al organismo y fomenta el desgaste del esmalte de los dientes. Esta combinación del ácido con azúcar dificulta la capacidad de absorber hierro, lo que provoca la anemia.
Sin olvidar el alto índice glucémico que contiene, que al entrar al organismo produce bastante insulina y tiene bajo índice de saciedad, por eso no quita la sed. El caramelo natural para darle color, al ser un ingrediente costoso se omitió y lo cambiaron por un químico que imita su sabor, pero resulto más peligroso que el original.
Entre más se consume más se estimula y la adicción crece, de hecho, cuando las personas dejan de tomarla tienen una sensación de malestar, agotamiento, cansancio y hasta que no la ingieren se sienten bien. “Finalmente es una droga”.
Después de 132 años, estas bebidas son las más ingeridas, dañinas y causantes de diferentes enfermedades desde sobrepeso, diabetes, cálculos renales, asma, descalcificación, anemia, depresión, mala digestión, caries, hasta Alzheimer.
