“Mis hijas no tienen nada que festejar este Día del Padre”

Anabel denunció a través de un video en redes el maltrato verbal y emocional que su ex pareja y padre de sus hijas infringe a una de ellas; hoy, asegura, no hay nada que celebrar

Monterrey, Nuevo León.- La historia de Anabel y Santiago es, como sucede en cientos de historias en la entidad y en miles en México, una trama que inicia con una ilusión, un sueño, sigue con un matrimonio, hijos, y llega a un clímax de tragedia cuando surge una separación: el divorcio, y como desenlace los problemas para que el padre cumpla con sus obligaciones hacia su pareja y descendencia.

Y es entonces que aparecen en escena las agresiones verbales, psicológicas, económicas y, a veces, las físicas. Los gritos, los insultos y las humillaciones se vuelven el diálogo constante de una novela a la que esta madre de familia, en específico, la califica como “historia de terror”.

Como una prueba de ello, esta mujer aparece en un video en redes sociales denunciando el maltrato verbal y emocional que su ex pareja infringe a una de sus hijas, a la cual, entre otras cosas, la insulta.

Tras 10 años de casada, en un matrimonio que tuvo dos hijas, las cuales ahora tienen 13 y 7 años, respectivamente, Anabel un día despertó con la noticia de que su marido se había ido de la casa para iniciar una nueva aventura.

“Se fue y no tramité rápido el divorcio porque yo estaba encerrada en mi mundo y no sabía qué hacer, y él me decía que me tenía que dar 300 pesos por semana, y que no iba a pagar la casa, puras agresiones, y me quedé con todos los recibos hasta el tope”, narró la mujer.

Derivado de ello, con el tiempo no hubo recurso para liquidar esas deudas y comenzó el tiempo en que las vecinas la apoyaban con el agua y la luz. “Luego conseguí asesoría legal, metí el divorcio encausado, y llegamos a un acuerdo de que él tenía que depositarle a la niña mil 500 pesos”, indicó.

Sin embargo, asegura, él no cumple de manera regular con esa obligación alimentaria, por lo que, a pesar del miedo que afirma tener, está en proceso con su abogada de meter una demanda por ese delito. “Voy al cajero, no está depositado y tengo que marcarle, y me empezaba a agredir, luego cuando le marca la niña, la insulta.

“Ahorita ya es más fuerte, le dice cosas muy feas, puros insultos”, lamenta con lágrimas. Ante ese escenario, y en este proceso, tanto ella como sus hijas han recibido ayuda psicológica en el centro de Monterrey, aunque, reconoce, el apoyo jurídico es el que la hace fuerte en estos momentos críticos.

“Son muchísimas mujeres que están pasando por esto, que los padres de sus hijos se desobligan completamente”, enfatizó.

Al final, mencionó, hoy sus hijas no tienen nada que celebrar, dado que nunca han tenido, y adelantó, “ni tendrán”, una relación sana con su padre. Aunque, admitió, aún confía en que algún día ese hombre entenderá que las niñas son su sangre y terminará el desinterés y el maltrato.

“Él es el que debería de entender que las niñas son sus hijas, y no tendría que haber ningún tipo de maltrato”, concluyó.

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