Autodisciplina y autoformación, dos claves invaluables

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“Me he liberado del fatal destino.
Soy hijo del tiempo
 y del esfuerzo propio.
He forjado mi camino”.
Abel Pérez Rojas.

La autodisciplina y autoformación son dos claves importantísimas en el progreso de las personas, porque propician optimización del tiempo y generación de rutas hacia las virtudes, conocimientos y experiencia que permitan apropiarse del rumbo de la propia vida.

Lo que hoy predomina son los entornos aceleradamente cambiantes caracterizados por avalanchas de estímulos, información decodificada que, a fin de cuentas, terminan distrayéndonos de los asuntos verdaderamente importantes, como la autodisciplina y la autoformación.

¡Qué más importante que ser, verdaderamente, quienes dirijamos por sí mismos nuestras vidas!

Pareciera obvio que al tratarse de nuestras vidas ¿quién más que nosotros mismos para decidir qué hacer con ella? ¡Oh, no!, no es así.

Conforme avanzamos por la vida nos percatamos que aún las personas que más nos aman alguna vez tomaron decisiones por nosotros -el caso de los padres decidiendo por sus hijos es muy común- primero debido a que aún no contamos con la edad suficiente, y luego porque esa costumbre se queda arraigada, y en ese tenor es más fácil decir qué debe hacer el otro a dialogar sobre qué es lo más conveniente.

Así pasan los años y si no rompemos con ese vicio de que nuestros padres decidan por nosotros, entonces veremos casos en los que son ellos los que escogen la carrera profesional que debemos estudiar, seleccionan nuestros amigos y hasta la forma de cómo convivir con los demás.

Por supuesto que no todas las personas son iguales, pero por eso mismo desarrollar la capacidad para que podamos seguir ciertas conductas de optimización de nuestro tiempo, economía y vigor, sin que haya alguien más que nos lo exija o dirija, es vital y no tiene precio. Eso es autodisciplina.

Explorar y seguir el mejor camino para realizar lo que hemos planeado hacer con nuestras vidas, es autodisciplina. Pero es sólo una cuestión funcionalista – agotable en sí misma- si está ajena a responder a una profunda motivación ética y si no va acompañada del desarrollo de nuestra capacidad de autoformación.

A primera vista pudiera verse como un contrasentido hablar de autoformación en medio de entornos densamente poblados y altamente comunicados por la Internet, pero no es así.

La autoformación es individual, pero necesariamente cobijada por el contexto social, que hace referencia al proceso consciente de educación permanente, en el cual cada persona se pone en el  centro del fenómeno de transformación y progreso.

No depender ni limitarse al ámbito educativo formal, aprender de todo, reestructurar nuestra forma de pensar y las maneras como entablamos nuestras relaciones es autoformación.

La autodisciplina y la autoformación son claves invaluables porque nos ahorran tiempo de vida y son vía para detonar nuestras capacidades sin depender de intermediarios y esto es algo de lo cual muchos estamos sedientos. ¿Qué le parece?

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