Siete Leguas: el corrido que “se acuerda” de Irapuato

Irapuato, Guanajuato.- El corrido Siete Leguas, obra de Graciela Olmos, menciona a Irapuato y lo relaciona a uno de los personajes más populares de la Revolución Mexicana, Doroteo Arango mejor conocido como Francisco Villa.

El Siete Leguas habla del mejor caballo que Villa tenía para sus campañas, aunque se dice que era yegua.

De acuerdo a información consultada en internet, Antonio Guerrero Aguilar, cronista de la Ciudad de Santa Catarina hace una interpretación del corrido Siete Leguas.

“El corrido del Siete Leguas nos habla del mejor caballo que Villa tenía para sus campañas. Aunque en lugares como Jiménez y Camargo, Chihuahua se dice que no era caballo y que en realidad era una yegua. Aunque tal vez por ser Villa todo un don Juan que se casó en más de una sola una ocasión, pero que tuvo muchas queridas, quien quite y se trate de una mujer, la que Villa más estimaba.

Una legua es una medida longitudinal que nos refiere a la acción colonizadora de los españoles en la Nueva España, pues aparentemente era la distancia que un caballo podía recorrer en un día. Una legua mide 5.5 kilómetros y si nos atenemos a esa distancia, llegamos a la conclusión de que en un día se podían recorrer entre 25 y 30 kilómetros. De ahí que se establecieran estancias, valles, hacienda y pueblos cada 25 o 30 kilómetros que se pudieran recorrer en un día. Por ejemplo, entre Saltillo y Monterrey hay aproximadamente 80 kilómetros. De Saltillo a Rinconada son unos 25, de Rinconada a Villa de García otros 20, de Villa de García a Santa Catarina unos 20 y de aquí a Monterrey unos 20 kilómetros. Si un poblador recorría más de esa distancia en un día, el animal podía morir.

No obstante, los antiguos pobladores recorrían de Saltillo a Monterrey en un promedio de dos días, de ahí que se tomaran providencias de contar con sitios de descanso llamados estancias y sesteaderos en donde pasar el día y viajar de noche para evitar las asoleadas. Pero el caso es que Villa tenía un caballo que se llamaba siete leguas, osea que podía recorrer otros diez kilómetros. Sin duda un equino muy aguantador.

El corrido consta de cinco estrofas con seis líneas cada uno. En la primera nos presenta las cualidades del caballo y que por eso Villa más valoraba en él, pues estaba acostumbrado a recorrer grandes distancias para realizar sus campañas.

Siete leguas, el caballo
que Villa más estimaba,
cuando oía silbar los trenes,
se paraba y relinchaba;
Siete leguas, el caballo
que Villa más estimaba.

En la segunda estrofa nos habla del paso de la famosa División del Norte por los lugares en donde fueron devastados por las tropas obregonistas. Cuando Villa no quiso escuchar a Felipe Ángeles de que huyeran hacia el norte para hacerle frente a las tropas ya cansadas comandadas por Obregón que no conocían los campos de batalla en donde los villistas asentaron sus reales y sus dominios. Nos habla que cantaban los Horizontes, aparentemente era un conjunto de cantores de la época. En algunas versiones de este corrido se altera, inadecuadamente, este verso, a decir de Alonso Marroquín Ibarra en el sitio de internet Chobojos: las palabras y las ideas sin frontera. La División del Norte estaba compuesta por brigadas al mando de los generales más leales a Villa, una de ellas era la Bracamontes.

En la estación de Irapuato
cantaban Los Horizontes.
Allí combatió formal
la brigada Bracamontes.
En la estación de Irapuato
cantaban Los Horizontes

Ciertamente que la revolución mexicana se hizo a caballo y en caballo de acero, como le decían los amerindios que poblaban las extensas regiones del suroeste norteamericano al ferrocarril. Además de dar ánimo, convoca a la lucha para instalar la ametralladora.

Como a las tres de la tarde
silbó la locomotora
¡Arriba! ¡Arriba muchachos!
¡Pongan la ametralladora!
Como a las tres de la tarde
silbó la locomotora.

Seguramente que a Villa le dolió la derrota de su famosa y otrora invencible División del Norte, que con ella asedió y tomó Ciudad Juárez, Chihuahua, Zacatecas, Torreón y un poblado mítico de Ramos Arizpe, Coahuila, llamado Paredón, lugar en donde convergen las vías de ferrocarril Saltillo-Piedras Negras y Tampico-Monterrey-Torreón, lo cual le permitió hacerse del control del noreste mexicano. Muy cerca del poblado El Anahelo, por el cual pasaron los insurgentes encabezados por Hidalgo y Allende, poco antes de su aprehensión en Acatita de Baján el 21 de marzo de 1811. La toma de Paredón ocurrió el 17 de mayo de 1914, después de que habían tomado Torreón y Saltillo. Aun no había distanciamiento entre Villa y Carranza.

Oye, tú, Francisco Villa,
que dice tu corazón.
¿Ya no te acuerdas, valiente,
cuando tomaste Torreón?
¿Ya no te acuerdas, valiente,
que tomaste Paredón?

La catedral de Chihuahua, monumento histórico por excelencia de la ciudad que fue fundada en 1709, que fue testigo de los juicios sumarios y de las ejecuciones del insurgentes en el verano de 1811 y escenario de las acciones guerreras de Villa y Pascual Orozco para apoyar al Plan de San Luis que dieron origen a la Revolución Mexicana en 1910. En éste estrofa se ensalza la figura de Villa que fue el único mexicano que se atrevió a atacar a Columbus, Nuevo México y que en éstos momentos difíciles, muchos mexicanos sentencian de que Pancho Villa viviera nuestro país no estuviera así.

Adiós, torres de Chihuahua;
adiós, torres de Cantera.
¡Ya llegó Francisco Villa
a quitarles lo pantera!
¡Ya llegó Francisco Villa
a devolver la frontera!”.

El revolucionario Pancho Villa se instaló con sus tropas en la Estación del Ferrocarril cuando tomó la ciudad de Irapuato; creció su cuartel, además también fue un hombre que repartió alimentos y dinero a los pobres. Y fue aquí de donde nace el corrido Siete Leguas.

https://www.youtube.com/watch?v=O07AQ7M2QD4

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