El ruido en la comunicación

La Columna de D´Vinci

Qué tal mis estimados lectores de Notus, hoy les voy a hablar acerca del “ruido en la comunicación”.  Todos los días y en cada momento nos comunicamos, ya sea verbal, corporal por escrito o por diferentes medios, pero no siempre la comunicación es efectiva al cien por ciento. ¿Por qué?. Hay diversas causas para que el mensaje no llegue como realmente queremos. Puede ser por motivos físicos, culturales, sociales, prejuicios, emociones y la más importante: por la percepción.

Por ejemplo, en una ocasión le pedí a mi jefa que me diera el día libre, pues era mi cumpleaños. Le avisé con mucho tiempo de anticipación y al principio me dijo que sí, pero a medida que se acercó la fecha me dijo que siempre no, que teníamos mucho trabajo. Ese día, -de mi cumpleaños- iba ligeramente molesto pues no podía celebrarlo como quisiera. Tomé mis pendientes, pero antes de ponerme a trabajar me preparé un café y con toda la calma del mundo me puse a ordenar el trabajo que tenía que hacer. De pronto mi jefa me volteó a ver y con “cierto tono” me preguntó, “¿Bueno, que en serio no piensas hacer nada el día de hoy?.  Me sentí un poco molesto por su pregunta, pues apenas me estaba organizando. Pues si… lo tengo controlado, estamos en tiempo, no te preocupes, el trabajo saldrá bien, sólo que me estoy organizando”, le respondí. “No, tonto, me refiero a que si no piensas hacer nada hoy… pensaba en invitarte una copa, no me refería al trabajo”, me dijo con una pícara sonrisa.

Comprendí que escuchamos lo que queremos escuchar. Muchas veces oímos lo que nos conviene, hay un dicho que dice que “el sordo no oye, pero bien que le compone”.  Y desafortunadamente las relaciones interpersonales así son. Perdemos mucho tiempo en descifrar el mensaje que nos envían porque no es claro. Por la letra, por el sonido, por los movimientos.

Si realmente queremos que nuestros mensajes sean lo más entendible posible, es necesario eliminar (por lo menos lo que esté de nuestra parte), todo aquello que pueda confundir al destinatario.  Llamar las cosas por su nombre cuando sea necesario, y si utilizamos metáforas o alguna otra herramienta de comunicación, procurar hacerlo sólo si conocemos a nuestro receptor, pues de otro modo el ruido puede deshacer muy fácilmente este bello, necesario e importante modo de comunicarnos.

Soy D´Vinci y espero todos sus comentarios y sugerencias. ¡Hasta la próxima!.

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