El terror viaja en taxi

abelrojas

“La soledad, esa que es
producto del vacío existencial,
hace más cruda la realidad”.
Abel Pérez Rojas

Opinión.- Los taxistas son de esos personajes urbanos que podrían pasar horas y horas interminables narrando historias de toda índole mezclando realidad y fantasía.

A través de las historias de los otros nos enteramos de esa parte de la realidad que verdaderamente desconocemos, pero que creemos conocer  porque nuestro cerebro se empeña en armar los retazos para darle cierta coherencia a lo que nos rodea.

En ese mundo urbano que corre por el concreto y se escabulle entre sirenas y las luces de los semáforos, Gustavo Crafth, un joven escritor poblano irrumpe para traernos al fin su ópera prima titulada: El taxi de la unidad 88 (2014. Editorial Seleer. España).

El taxi de la unidad 88 entremezcla cuestionamientos de carácter filosófico con elementos psicológicos, que exhiben la pobreza de la rutina en la cual quedamos atrapados sin darnos cuenta.

Mario es el taxista que presta su identidad, producto de la mente del escritor, para entablar un diálogo con seres que no pertenecen a este mundo. El autor sintetiza así la trama de El taxi de la unidad 88:

“Un pánico singular crece dentro del miserable espíritu de un hombre, quien sin imaginar su suerte, se convierte en el propio guía de unos seres blasfemos; los cuales, tomando la apariencia humana abordan su unidad en un típico 14 de febrero. Interactuando con la pareja de clientes, el chofer comienza a formularse una serie de cuestiones que lo orillarán a creer en un mundo ajeno al nuestro. Por ello, su paseo le exige una entrada al infierno y el elemento más peligroso es su propia mente siendo así la cosa más dramática.

“Durante el trayecto, sucesos sobrenaturales comienzan a fraguarse bajo un seco silencio, despertando los miedos más profundos de aquél aventurado hombre. El elixir y veneno distorsiona la realidad del alma enferma y hundida en el umbral abismal de la duda. Duda que deja flotando en la atmósfera la pregunta: ¿un hombre con demasiado estrés puede inventar las peores historias sólo para alejarse de su realidad?”.

La pregunta lanzada por Crafth es una de las tantas que pueden encontrarse en el texto y con la cual va rematando eslabones de materia gris en forma de relato.

Al trasladar la interrogante de Gustavo a cualquier pedazo de realidad empezamos a cuestionarnos: ¿Será acaso que gran parte del terror que vivimos todos los días en buena parte del territorio nacional es magnificado por el estrés que nos agobia y nos asfixia? O ¿será que los niveles de violencia son tan altos que tratamos de minimizarlos con el terrorífico mundo de las tinieblas?

Bien se dice que quienes escribimos vamos dejando parte de nosotros en cada una de las líneas, por supuesto es el caso de Crafth, quien vive el tormento de que sus palabras no brotan a mayor velocidad y, con ello, pueda paliar en algo la brecha que se abre entre lo que piensa y lo que dice. Esa cualidad, aunada al viaje hacia algunos pasajes oscuros de su propia vida, lleva a Crafth a sostener que dentro de las tinieblas también hay bondad y deseo de progreso.

El buceo que hace Crafth, montado en un taxi y recorriendo las calles de Puebla, son sólo una muestra de lo que podemos esperar en breve de este novel escritor, y son  una especie de oasis que muestra que los artistas mexicanos están dispuestos a continuar con la generosidad de su talento pese a los tiempos convulsivos que nos tocó vivir.

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