El curioso caso de un hombre de 23 años que “vive atrapado” en el cuerpo de un bebé

Una misteriosa condición genética no diagnosticada aún, ha dejado a un hombre de 23 años de edad atrapado en el cuerpo de un bebé. Los hechos han ocurrido en la India, en donde los lugareños han empezado a considerarlo como la encarnación de un dios.

Manpreet Singh, apodado como el “hombre tamaño de una pinta”, en alusión a la medida de un tarro de cerveza, vive en Hisar al noroeste de India, pesa sólo 11 libras y nació en 1995. Aunque sano al nacer, Singh dejó de crecer después de un año e incluso antes de poder caminar o hablar y ahora requiere de los cuidados de un bebé y que su tía y su tío lo lleven a todas partes.

Su familia no sabe por qué dejó de crecer a una edad tan temprana, mientras que los médicos locales sugieren que puede tener un desequilibrio hormonal. A decir de algunos científicos Singh podría vivir con una rara condición genética conocida como el Síndrome de Laron, pero aún nunca ha podido recibir tal diagnóstico pues su familia es incapaz de pagar las investigaciones preliminares al respecto que costarían más de 5 mil libras esterlinas, unos 128 mil pesos mexicanos.

Las personas que viven con el síndrome de Laron no pueden usar la hormona del crecimiento al mismo tiempo que carecen del Factor de Crecimiento Tipo Insulínico también conocido como IGF-1 (del inglés: insulin-like growth factor-1), la sustancia responsable de los efectos de crecimiento de la hormona del crecimiento, que estimula a las celulas a crecer y dividirse para formar nuevas células.

Un tercio de los afectados por este síndrome viven en aldeas remotas en la provincia de Loja al sur de Ecuador. En el caso de Singh, tiene dos hermanos: Jaspreet que acaba de cumplir 17 años y Mangaldeep, y ambos están física y mentalmente desarrollados.

Sin capacidad de cuidar adecuadamente de él, su familia lo envió al cuidado de su tío y su tía en Hisar, a unos 113 kilómetros de la casa de los padres en Mansa. Singh atrae constantemente la atención de los habitantes debido a su similitud física y cognitiva con un niño de un año.

 

Las palmas de sus manos y pies están hinchadas, mientras que su cara es muy grande y tiene la piel flácida. Solo es capaz de decir algunas palabras y se comunica principalmente a través de gestos, bien puede reír, gritar o llorar, pero su condición no le permite mantener conversaciones.

Su tío y tía maternos lo cuidan como si fuera su propio hijo y dicen que disfrutan de sus travesuras.

“Manpreet se ríe como un niño pequeño y rara vez se pone triste. Solo cuando los perros o cualquier otro animal hacen un sonido, se aterroriza y llora. Es un niño encantador y hace señas a los invitados con las manos para que se sienten e intenta hacerse amigo de ellos”, dice su tío Karanvir Singh de 45 años.

Su tía Lakhwinder Kaur dice que “Manpreet adora la torta de leche y come roti (pan plano). Él ama su té de la mañana y come solo uno o dos rotis al día sin ningún daño. Aunque solo habla en monosílabos como maa (mamá), aprendió las habilidades para comunicarse a través de gestos. También se ha convertido en un experto en imitar a las personas. Saludaría a un invitado estrechándoles la mano y les pediría que tomaran asiento”.

Los tíos dicen que Singh disfruta de imitar a la gente, especialmente a su primo y tío cuando hacen oraciones antes de salir a trabajar. En distintas ocasiones los tíos lo han enviado de regreso a casa de los padres, pero dicen que en ese lugar “Manpreet deja de comer y llora todo el tiempo. Cuando nos lo envían de vuelta se convierte en el mismo niño burbujeante y alegre. Nos encanta tanto este pequeño paquete de alegría que la idea de dejarlo ir hace que mi corazón se hunda”, dice la tía cariñosa.

Su tío y tía maternos lo cuidan como si fuera su propio hijo y dicen que disfrutan de sus travesuras.

“Manpreet se ríe como un niño pequeño y rara vez se pone triste. Solo cuando los perros o cualquier otro animal hacen un sonido, se aterroriza y llora. Es un niño encantador y hace señas a los invitados con las manos para que se sienten e intenta hacerse amigo de ellos”, dice su tío Karanvir Singh de 45 años.

Su tía Lakhwinder Kaur dice que “Manpreet adora la torta de leche y come roti (pan plano). Él ama su té de la mañana y come solo uno o dos rotis al día sin ningún daño. Aunque solo habla en monosílabos como maa (mamá), aprendió las habilidades para comunicarse a través de gestos. También se ha convertido en un experto en imitar a las personas. Saludaría a un invitado estrechándoles la mano y les pediría que tomaran asiento”.

Los tíos dicen que Singh disfruta de imitar a la gente, especialmente a su primo y tío cuando hacen oraciones antes de salir a trabajar. En distintas ocasiones los tíos lo han enviado de regreso a casa de los padres, pero dicen que en ese lugar “Manpreet deja de comer y llora todo el tiempo. Cuando nos lo envían de vuelta se convierte en el mismo niño burbujeante y alegre. Nos encanta tanto este pequeño paquete de alegría que la idea de dejarlo ir hace que mi corazón se hunda”, dice la tía cariñosa.

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