“El camino huele a mota”: viaje a San Juan de los Lagos

San Juan de los Lagos, Jalisco.- Eran las ocho de la noche, en la entrada de la llamada “y griega”, se escuchaban los gritos de los comerciantes tratando de vender lámparas, guantes y gorros; al fondo los peregrinos por salir, decían entre ellos “ya tienes lista la mota, tenemos que llegar a ver la virgen”.

Así fue como comenzó el viaje, unos vestían con pants, sudaderas, playeras del equipo León y otros más cargaban imágenes de la virgen de San Juan de los Lagos, todos con el mismo destino y posiblemente unos con mayor fervor.

Durante el trayecto que lleva de León a San Juan, cada paso se escuchaba, parecía el galope de una estampida que no se detenía ante nada; a los pocos kilómetros, algunos de los peregrinos comenzaban a renegar por el cansancio, otros iban cantando y otros más se iban drogando.

El olor a mariguana era intenso, también había agua de celaste, tinher y posiblemente cocaína y cristal, todas ellas eran parte de los ritos de un grupo muy marcado de sanjuaneros que tenían como objetivo ver a la virgen y agradecer lo que durante un año les había ofrecido.

De las personas que se asombraban ante lo que olían, decían que no era posible que “se pasan, van a ver a la virgen y no dejan sus chingaderas, no tienen ningún respeto”, sin embargo al tiempo del comentario iban tomando magnun, red bull, aspirinas, cafiaspirinas, sedalmerck y otros energizantes.

El rap, la música de banda y hasta el rock pesado, eran parte de los géneros que se escuchaban en las mochilas de los peregrinos “incomodos”, aunque estaban tatuados, rapados de la cabeza y su indumentaria era muy parecida a los cholos, en ningún momento agredieron o insultaron a los otros, a esos otros que sentían o decían ser “normales”.

El viaje a San Juan, era con olor a fe y esperanza en lugar de mota, cocaína o heroína; momentos de unidad compartida, entre fresas, cholos, campesinos, profesionistas, pobres, mujeres, hombres, jóvenes y niños.

Al final del trayecto, el hedor que se desprendía era cansancio, alegría, lágrimas de dolor y mucha, pero mucha fe por una imagen que hace que se muevan masas en un camino lleno de mota y aguarrás.

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