Educar(se) en el infierno

abelrojas

Opinión.- “El PRI creyó que podía administrar el infierno, pero no sabía de su dimensión”, fue el señalamiento del poeta Javier Sicilia, entrevistado hace poco por el periódico El País, en relación con los tantos desaparecidos en Guerrero y a las víctimas de violencia de este país ‘pacíficamente’ convulsionado.

No obstante que vivimos hiperconectados e hipervigilados, sólo en México, en una pequeña comunidad con poco más de 120 mil personas, se puede aniquilar a 43 jóvenes estudiantes sin que después de un mes existan evidencias contundentes de su paradero.

Lo anterior sólo es posible en estados fallidos donde las autoridades municipales y estatales están al servicio de la delincuencia, y en el mejor de los casos, las autoridades federales pecan de lentitud e ingenuidad, y sólo actúan ante la presión internacional.

En México “la vida no vale nada” -como cantara José Alfredo Jiménez-, ya que de 2006 a 2012 (período presidencial anterior) se calcula que hubo 120 mil homicidios, y tan sólo en el primer año del actual, 2012 – 2013, hubo 17 mil más, y en muchos, muchísimos casos sigue sin resolverse su destino final y, en algunos otros, el cómo fueron asesinados.

Esto es México. Esto es el infierno.

Sostienen algunas creencias religiosas que el infierno es el lugar en el cual son torturadas eternamente las almas de los pecadores. Así es México, porque después revivir los peores escenarios como los que se vivieron en Colombia o Irak, no se ve por dónde podríamos iniciar la reconstrucción de una sociedad pacífica y tal parece que este entorno violento se ha vuelto permanente.

No obstante la cantidad de eventos sangrientos, también en México hay personas, como usted y como yo, que tenemos que continuar nuestra vida poniendo a salvo la existencia en todos los sentidos.

Así, a pesar de la cantidad interminable de fosas comunes clandestinas, del secuestro masivo de migrantes, de la indolencia de las cúpulas de los partidos políticos y del surgimiento de nuevas formas de violencia, quienes habitamos en territorio mexicano tratamos de restablecer la “normalidad” y de dar pasos hacia adelante que no hagan tan grave el retroceso de esta generación.

Por eso, educar(se) en el infierno es hacerlo en contextos – como los del México actual- en los que la vida no vale nada.

Tal vez quienes vivimos en situaciones como las anteriormente descritas estemos desarrollando características que la humanidad requiere para su continuidad, para afrontar los escenarios apocalípticos bosquejados por los especialistas: exterminio étnico, sequía generalizada, guerras nucleares, expansión de mortales pandemias, para dar cabida a la luz de los grandes cambios terrestres.

En otras palabras: tal vez los mexicanos podríamos estar viviendo condiciones que permitan a los humanos despertar las cualidades que hagan nos vuelvan más resistentes a lo que viene: a aprender a vivir sin lágrimas, a aprender a caminar entre muertos sin vernos seducidos a renunciar a la vida, a desarrollar tal tolerancia al sufrimiento que el dolor ajeno y propio nos vuelva más resistentes a la perversidad, que tengamos la capacidad de ver también a los victimarios como un igual… en fin, tal vez los mexicanos estamos en la delgada línea entre involucionar ineludiblemente hacia el estado bestial del que venimos y la siguiente etapa de lo que significa ser humano.

Educar(se) en el infierno que vivimos los mexicanos -educar(se) una contracción que he usado para subrayar la cualidad de ida y vuelta de los fenómenos formativos de los seres humanos- significa ver por encima de la destrucción que hay y poder construir el mundo mejor al que aspiramos, a partir de lo que tenemos, contribuir a la formación del otro, de los otros, y hacerlo también en y para uno mismo… para nosotros, para todos”. ¿Acepta usted el reto?

“Aunque en México, ‘la vida no vale nada’,
continuar con los procesos de educación permanente
hace que la esperanza tenga cabida (aún en el infierno)”.
Abel Pérez Rojas

Abel Pérez Rojas (abelpr5@hotmail.com / @abelpr5 / facebook.com/PerezRojasAbel) es poeta, comunicador y doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com

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