Cuerámaro: Tierra de refugio

NCU130105

Cuerámaro, Gto.- Para hablar de la historia matria, como llamaba el Maestro Luís González y González a la historia regional, es muy útil recordar cuando en 1989 se me solicitó la edición de las efemérides cueramarenses por el entonces presidente municipal, Hilario Murillo Cervantes, pero sobre todo por su cronista, que lo es desde la Presidencia de Hilario Bravo en 1980, Gonzalo Ramírez Ortiz.

“Una parte de las elevadas montañas de Los Remedios, Las del Saucillo y de Tres Villas y los lomeríos sobre los cuales el pueblo se asienta, son los relieves y en cuanto a aguas, le pertenece una parte del río Turbio, la Ciénega de Tres Villas, el Arroyo del Aguacate, cuya corriente pasa por la Plaza y se utiliza en los molinos de Arriba y de Abajo; los arroyos que bajan a Tupátaro y los del Saucillo que hacen los pantanos de la Ciénega ya nombrada. La bendición de Dios esta en las magníficas tierras de la extinguida hacienda de Cuerámaro y en las de Tupátaro, fertilizadas ampliamente por las corrientes referidas; pues los trigales crecen tanto que cubren a los hombres que las atraviesan a caballo”. Pedro González 1908.

El cronista de Cuerámaro, un hombre de apariencia extremadamente humilde, radicado en la comunidad de El Platanar, de ese municipio, a cuyo lugar le había arrebatado al cerro una cueva, donde se encontraban miles de libros, recortes y documentos –era la biblioteca particular de Gonzalo Ramírez Ortiz, cronista de Cuerámaro –

Diariamente se trasladaba de El Platanar a la cabecera municipal, y más exactamente a la sede de la Presidencia Municipal, donde se encontraba el Archivo Histórico, en su burro, en casa quedaba la esposa, sus hijos, como buenos campesinos de este municipio residían y trabajaban en el lejano estado de California de los Estados Unidos de América.

“Mi afición por la historia de Cuerámaro y la historia en general, comenzó cuando yo tenía 7 años, eran los finales del año de 1939, y en Cuerámaro el cura José María Aguirre mandó imprimir un boletín mensual parroquial con el fin de preparar la festividad religiosa llamadala Jornada Eucarística Parroquial, que se celebraría en Enero de 1940 y que ha sido una de las fiestas más grandes que mi pueblo ha tenido”

“En el mencionado boletín venía una plana titulada Estudio Histórico y Geográfico de la Municipalidad y Parroquia de Cuerámaro; con verdadero afecto leí la historia de Cuerámaro, lo mismo que la de sus cercanías como eran La Galera Vieja, Los Padres Camilos, Los Chiqueritos, entre otras; de los boletines sólo salieron cinco o seis, pero sobre Cuerámaro sólo tres, aún los conservo y desde entonces me quedé con el deseo de saber todo lo relacionado con Cuerámaro”

“Se me vienen a la mente las palabras del profesor Lencho Ortiz, que dijera en la velada literario-musical celebrada en el Cine Castillo, en conmemoración de los 25 años de la ordenación sacerdotal del Cura José Barbosa Ponce de León: Y tú Cuerámaro, niño chiquito, mimado del Señor Cura, y lugar que guarda las cenizas de la Tía Cholita, yo las traduje a mi manera: Y tu Cuerámaro, niño chiquito, mimado de todos los Cueramarenses.

De niño aprendió Gonzalo Ramírez Ortiz, la historia de Cuerámaro de boca de su madre Paula Ortiz Cruz y de su abuela paterna Martina Patiño, su especialidad era preguntar a los ancianos.

Su esposa Manuelita y él eran asiduos a escuchar a Higinio Murillo, empleado de la presidencia, a quien le correspondían los discursos en las fiestas cívicas y siempre le daba duro al clero, por lo que siempre decía Gonzalo: la vida en mi tierra siempre ha sido liberales contra conservadores.

Años después José Vicente Canchola al tiempo fundó una revista Cuerámaro guardián forestal que llegó a cinco números y donde repitió los artículos que se habían publicado en el Boletín Parroquial en 1939.

Mi archivo consta de documentos, libros, fotografías, invitaciones, programas, avisos e infinidad de curiosidades.

“El culmen de mis conocimientos sobre historia, que fui abrevando de muchísimas personas y documentos, fue cuando conocí a Don Jesús Félix Magaña, historiador de grandes vuelos, originario de Cuerámaro e hijo de Don Daniel Félix, persona muy conocida en la época porfiriana por sus tierras y comercios que tenía en este pueblo y que en tiempos de la Revolución emigró, su hijo Jesús fue al Seminario Conciliar de la ciudad de León, de donde salió con un enorme caudal de ciencia”.

“Don Jesús Félix quiere mucho a su tierra de origen, por ello se ha dedicado a investigar su pasado, con muy buenos resultados, ya que sin su mediación, yo no conocería la existencia de documentos del principio de La Colonia que se encuentran en el Archivo de la nación en el ramo de Mercedes sobre Cuerámaro”.

“El Sr. Jesús Félix me ha platicado y dicho que el dedicarse a la investigación tiene sus desventajas, debido a que se gasta dinero, tiempo y son pocas las esperanzas de algún reconocimiento, en cambio otros oficios tienen sus recompensas por lo menos en dinero”.

“El Señor Jesús Félix tiene en su domicilio una importante biblioteca, ha cultivado muy buenas amistades con arqueólogos, historiadores, geógrafos, abogados y religiosos prominentes como el P. Manuel Rangel Camacho, el historiador Pedro Martínez de la Rosaentre muchos”.

Pedro Martínez de la Rosa fue empleado del Archivo General de la Nación y todo lo relacionado con Irapuato y Cuerámaro lo hacía llegar por medio de fotocopias a Don Jesús Félix Magaña, por lo que se han llegado a conocer valiosos documentos.

Monumentos Históricos:

  • La Galera Vieja o Quemada, construcción que data de principios del siglo XIX.
  • El Molino de la Purísima, obra del siglo XVIII.
  • El molino viejo de San Caralampio.
  • El acueducto que data de la época colonial.
  • El casco de la hacienda de Tupátaro y la ex-Hacienda de San Gregorio

*Redacción tomada en el blog de José Félix Zavala que elabora una redacción muy interesante sobre el municipio de Cuerámaro, Guanajuato. Notus pública tal cual su redacción esperando que al escritor no le incomode, pues no fue posible tener contacto con él y de haber alguna aclaración la redacción asume el compromiso de contactarlo, de la misma forma no se mueven o se añaden espacios no escritos por el ponente.

José Félix Zavala 

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